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/// Diario de Femijedi ///

Investigación sobre ficción de diario virtual caótica y nómada

Memoria para el sindicalismo patriarcal

Publicada el 2018/02/08 - 2018/02/08 por Femijedi

La historia de organización de las mujeres contra el patriarcado-capitalista tal como lo concebimos hoy la escribieron nuestras compañeras arrancó hace tantos años antes de Cristo (si, Cristo) que es bastante difícil comprender que podemos circunscribirla a una única fecha exacta.

Si bien contemporáneamente le dicen Día Internacional de la Mujer debido a la decisión de la Organización de las Naciones Unidas de institucionalizar la conmemoración el año 1975, el 8 de marzo conmemora la lucha internacional de las mujeres por su participación política en igualdad con los hombres reconocidas como parte de la sociedad. La conmemoración comenzó a realizarse el 19 de marzo de 1911 en Europa y se fue extendiendo a nuestro continente.

En 1972 -mientras en Uruguay vivíamos Medidas Prontas de Seguridad, es decir, un estado de excepción-, la Asamblea General de las Naciones Unidad declaró al año 1975 como Año Internacional de la Mujer. En 1977 se exhortó a los Estados a conmemorar un día como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.

 

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El 7 de febrero el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT propuso públicamente un paro de 18hs. a 22hs. para este 8 de marzo de 2018.

El PIT-CNT es la central de trabajadoras y trabajadores de nuestro país con reconocimiento por parte de las patronales para negociar nuestras condiciones laborales. Sin embargo, en lugar de apoyar y convocar a un paro de mujeres de 24 horas acompañando y potenciando los espacios de las bases sindicales para que las mujeres y disidencias puedan sentirse representadas, decide dar a conocer públicamente la postura de su dirigencia en relación a una marcha. Es decir, una manifestación pública. A eso reduce el PIT-CNT el movimiento Paro Internacional de Mujeres.

En primer lugar, se trata de una estrategia de invisibilización de un movimiento internacionalista de mujeres por parte de las dirigencias locales y un evidente intento por institucionalizar una acción política de un movimiento feminista que se niega a legitimar esa forma de organización porque la siente opresiva gracias, justamente, a la política patriarcal que ejerce esa dirigencia que habla. Es decir, no nos interesan los aparatos ni sus formas.

El PIT-CNT coloca en el mismo nivel de discusión política la movilización del 8 de marzo “convocada por muchas organizaciones de mujeres” que “la discusión generada a raíz del movimiento de los productores autoconvocados” y “la propuesta de recolección de firmas para derogar la Ley de Riego”. Este pronunciamiento público es peligrosamente conservador e importante.

Para el PIT-CNT -colectivo sindical con estatutos vetustos, dirigencias sindicales burocráticas y prácticas misóginas que se mantienen en secreto aunque fueron observadas por la mismísima Organización Internacional del Trabajo- nuestra lucha está al mismo nivel que la disputa con los oligarcas agropecuarios y los problemas que genera un gobierno cuando viola la Constitución desconociendo los plesbicitos. Para el PIT-CNT nuestra lucha está al mismo nivel que cualquier pelea del establishment de machos que se la mide políticamente todos los días en los medios de comunicación que sostienen el cerco mediático que a nosotras nos invisibiliza.

Para el PIT-CNT nuestra lucha es un tema más y lo único que preocupa es “la marcha”. La procesión, el ritual.

Los “compañeros” exponen abiertamente lo poco que importa nuestra realidad política y sólo se representan a sí mismos. Esto lo podemos comprender como lo que me gusta llamar “la transparencia de los machos-progres”.

Persisten en no cambiar y menos en hacer el ejercicio de autocrítica y reparación histórica de las violencias que sufrimos gracias a sus construcciones patriarcales y malas lecturas políticas del capitalismo que sólo han llevado a la situaciones de feminización de la pobreza, precarización laboral y criminalización de la protesta social frente a la que estamos. Siguen invisibilizando nuestros trabajos no remunerados, es decir, nuestra doble o triple jornada laboral y multiplican las formas de violencia institucional desde donde y cada vez que pueden.

Los “machos-progres” aún no comprenden que su política nos oprime y violenta ya que la moral que sostiene el capitalismo es el patriarcado religioso que están reproduciendo.

Aún niegan que las mujeres y todas las disidencias nos movilizamos sin pedirle permiso a nadie no sólo cuando nos matan, sino también cuando nos reprimen, nos acosan, nos violan, nos desaparecen o nos encierran. Más de 200.000 mujeres se encontraron en la calle en el año 2017 -acontece nuestro Paro Internacional de Mujeres- y se movilizaron más de 50 países en debate y coordinación permanente desde octubre de 2016 para hacer frente a este tipo de política. No estamos desorganizadas y no se imaginan cómo es nuestra política. Nosotras les estamos poniendo un freno a los hombres. Nosotras ponemos un freno a la avanzada del saqueo neoliberal que llevan adelante las peores oligarquías fascistas en todo el mundo saliendo a denunciar como se sostiene este sistema patriarcal-capitalista que nos carcome los huesos seamos en cualquier parte del mundo. “Machos-progres” ubíquense un poco. Si fuera por sus violencias seguiríamos calladas adulando sus egos y convirtiéndonos en el futuro cuadro político a cooptar por la “vía húmeda” de turno. “Machos-progres” no sean caretas. Conocemos esta historia porque es la misma que vivieron cientos de costureras en 1857 cuando que trabajaban para la Lower East Side en Nueva York y reclamaron una jornada laboral de 10 horas porque trabajan más de 12 al día y tenían salarios totalmente sumergidos. Siempre nuestros salarios son menores a los de los señores y la respuesta para aquellas compañeras fue la misma que es hoy para nosotras: policía de algún tipo. En 1905 15.000 trabajadoras marcharon nuevamente para exigir un recorte del horario laboral, mejores salarios, el derecho al voto y el fin del trabajo infantil. Si fuera por los dirigentes la niñez seguiría siendo esclavizada y en varios países aún continúa está realidad sosteniendo aquellos galpones de trabajo infantil.

Nosotras somos aquellas rusas que el 8 de marzo de 1917 frente a los 2 millones de soldados rusos muertos en la guerra decidimos para declararnos en huelga en demanda de “pan y paz”. Cuatro días después el Zar se vio obligado a abdicar y el gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho de voto. Nosotras somos las que en 2011 cumplimos más de 100 años de lucha organizada y sin tregua. Nosotras inventamos la huelga de sexo porque sabemos quién pretende ejercer poder en el sobre nuestros cuerpos. Nosotras somos las que delincuentes que abortamos.

Nuestra lucha internacional no arranca ayer. En una región que se construyó como puerto de mujeres violaciones, saqueos, genocidios y esclavitud, nuestra lucha arranca con aquella primera mujer violada en alguna parte del mundo. Nuestra lucha arranca con la primera vez en que nos violentaron porque lo personal es político.

Las reivindicaciones de garantías civiles básicas para votar en la democracia representativa vuelve hoy -cual brujería feminista- cuando exigimos garantías básicas para poder ejercer nuestro derecho constitucional de huelga y protesta social.

Nuestras denuncias siguen hasta el día de hoy cada vez que salimos a la calle cuando sucede un feminicidio a manos de los hijos sanos del patriarcado-capitalista. Siguen siendo vigentes hoy cuando no tenemos derechos sociales con garantías reales porque el aborto no es legal y sólo se tutelado por el Estado exponiéndonos a “objetores de conciencia” que mercantilizan nuestro derecho a la salud pública gratuita y laica. Siguen hoy cuando nuestras familias religiosas nos golpean y expulsan de las viviendas al grito de degeneradas cuando decidimos ser lesbianas o bisexuales y/o queremos habitar nuestra identidad de transgénero. Son vigentes cuando intervienen nuestros cuerpos para que las vaginas se vean como ese pene atrofiado que desean que sea y así los psiquiatras nos piensan incestuosas, celosas, envidiosas. Así los misóginos por excelencia pueden experimentar con sus descargas eléctricas -por las que cobran un dinero extra- sobre las muñecas medicadas por sus laboratorios. Siguen juzgándonos sus jueces, sus torturadores siguen libres y aún seguimos en duelo por los cuerpos de las desaparecidas en la última dictadura que la mayoría conservadora decidió olvidar con su voto cómplice del último terrorismo fascista. Aún seguimos defendiendo y creando nuestros derechos a base de denuncias y movilización social porque la violencia de los machistas aún siguen sin cambiar porque no lo desean.

Pero el PIT-CNT oculta nuestra historia y se limita a plantear un paro de mínimas horas para que “las mujeres puedan ir a la marcha”. ¿Para que puedan ir a la marcha? ¿Acaso no estamos llamando a realizar un paro todo el día? ¿Sus mártires pesan más políticamente que la muerte de nuestras compañeras? ¿Significan mejor la opresión que todas nuestras cadenas? No, claro que no.

Lo que sucede es simple: para ellos nuestra lucha no es un tema más de la agenda. Eso es un problema. Parece que no entendieron por dónde pasa la discusión política que plantea un movimiento internacionalista que acontece como es el Paro Internacional de Mujeres. Nos cansaron y no los aguantamos más porque no somos ni vanguardia ni mártires para sostener sus teatros políticos. Nunca lo fuimos.

¿Pero qué es lo peor? Los “machos-progres” agregan que “como PIT-CNT queremos llevar mucha gente a esa movilización”. ¿Llevar? ¿Cual ovejas, ganado al matadero? Mis disculpas a las ovejas, si hay cosas de las que nos damos cuenta las corporalidades disidentes es que la lucha es antiespecista porque es ética y es contra la cosificación propia de las ansias de consumo.

¿Llevar adónde? ¿Acaso piensan que lo único que sucede en el país es lo que acontece en la calle principal de la capital? ¿Acaso piensan que una marcha va a cambiar el rumbo de una historia de que la nos ocultan de manera infantil para no perder el protagonismo? ¿Acaso piensan que el único trabajo que existe es el que ellos reconocen?

Pero todo puede ser peor, aclaran: “la convocatoria es tanto a mujeres como hombres” porque “para nosotros no es un tema de mujeres/hombres, el PIT-CNT adhiere a las reivindicaciones del programa del 8 de marzo pasado y no vamos a hacer esa distinción”. Evidentemente, es una lectura política patriarcal pero es la que prima. Grave error. Grave. Creen que les estamos pidiendo “permiso” para parar y se contentan con “regalarnos” unas horas de garantías de paro para realizar una marcha de la que, obviamente, quieren llevarse el logro político invisibilizando las diferencias identitarias que nosotras hacemos públicas y, justamente, son la razón por la que paramos. Paramos porque creen, son religiosos, es decir, fetichistas y nosotras somos apóstatas de todas las Iglesias. Somos las internacionalistas y serlo es criticar y accionar a nivel internacional contra del sujeto universal que sostienen los patriarcas excluyéndonos y expropiando nuestras vidas. El internacionalismo del PIT-CNT se agota en lo que deciden los comités de dirigentes de las centrales de trabajadores.

Por eso decidimos organizarnos en la calle y en las bases de nuestros sindicatos en asambleas sin varones: este Paro es nuestro, también le estamos parando a ese dirigente sindical que ya no nos representa y nos regala una agenda rosada por el día de la mujer. Le paramos al que quiere que nos quedemos calladas mientras nos explotan y violentan todos los días pero nos “da” unas horas de paro para movilizarnos en un gesto infantilizante de “vayan a hacer su circo y compartan una tajada de lo que se logre que papá las cuida”. No, machos, no va por ahí la discusión. Ese nivel es políticamente superficial.

¿Qué hace el PIT-CNT todo el año cuando no podemos participar en nuestros sindicatos porque nos violentan y nadie nos escucha porque somos “mujeres” o estamos “tercerizadas”? Nada. No podemos organizarnos en nuestros trabajos y nadie nos representa. Ubíquense, hacen todo lo posible para que no podamos sostener los espacios de participación mixtos porque no ceden nada, no cambian. Entonces también le estamos parando al PIT-CNT por no reconocer nuestro trabajo informal y no remunerado dignamente y pretender apropiarse de una acción de nuestro movimiento para usarnos de mano de obra barata con ansias de ser la portada del diario de mañana. Nos somos las trastornadas que pretenden construir, no somos las presas que pretenden estigmatizar.

Nuestra disputa es mucho más profunda -de corto, mediano y largo plazo- y nuestras formas organizativas no son las que los hombres conocen y legitiman. ¿Nos interesa que nos legitime el PIT-CNT? No. Nos interesa que nos de las garantías de las que tenemos derecho a gozar cuando decidimos parar porque nuestros reclamos son legítimos y estamos ejerciendo un derecho constitucional por estar afiliadas a los sindicatos que también son nuestros. No somos la capacidad logística que utilizan para sostener sus estrados, ni su mano de obra barata ni vamos a permitir que nos exploten en ningún lado.

Nosotras armamos nuestras comisiones de género y trabajo tercerizado. Nosotras fuimos y somos las primeras en nombrar la precariedad de este sistema. Nosotras juntamos firmas para echar las dirigencias cuando se vuelven amarillas. Nosotras denuncias en los diarios a las dirigencias y argumentamos la paridad en todos los espacios. Nosotras nos encontramos en la calle tomando facultades y plazas para conocernos, escucharnos y organizarnos. Nosotras tomamos la calle cuando nos matan. Nosotras sostenemos a otras -abuelas, madres, hijas, hermanas, tías, primas, cuñadas, nueras, novias- cuando los machos de las familias pacatas las abusan sexualmente y violan. Nosotras nos organizamos cuando alguna no tiene qué comer. Nosotras cuidamos a las crías, adultas mayores y diversas funcionalmente cuando ustedes huyen de las responsabilidades y pagan lo mínimo para lo mínimo y consumen, consumen, consumen. Nosotras tenemos las peores jubilaciones. Nosotras no tenemos viviendas pero somos las primeras en cooperativisarnos. Nosotras tenemos trabajos informales y armamos trueques con nuestros saberes. Nosotras terminamos trabajando como putas sin desearlo y no juzgamos moralmente a la otra cuando decide hacerlo porque respetamos su autonomía. Nosotras escrachamos a los machos que nos secuestran y nos convierten en las mulas de sus redes de trata para aprender a ser sicarios o paramilitares mientras ustedes se masturban con los videos y las fotos de nuestras muertes y restos. Ustedes festejan el canal de porno y el prostíbulo que protege al cliente. Ustedes siguen en silencio y compran la pistola. Nosotras no.

Al menos si van a salir a hablar al espacio público tengan argumentos menos hipócritas y miren a sus compañeras con más respeto cuando se las vuelvan a cruzar porque no están solas y no las van a poder volver a maltratar.

Nos interesa que toda la ciudadanía escuche y se rompa el silencio que sostienen los privilegios machistas y fascistas que se reproducen todos los días. Nosotras exigimos libertad y dignidad y no somos ni débiles ni ilusas, no somos lo que quieren que seamos ni seremos la imagen que construyen mediática y públicamente de nosotras.

Parece que la lectura política de la dirigencia sindical es bastante religiosa y está muy lejos de ser compañera. Parece que los señores nos están diciendo que quieren que siga habiendo patriarcado-capitalista por mucho rato.

Nos organizamos en la calle porque no queremos aparatos de nadie. Nos cansamos porque nuestra disputa no es bélica, no es competitiva, no es por la foto, no es por la nota, no es por la cara en la pantalla, no es por el estrado, no es por el orden de la aparición, no es por dónde empieza o dónde termina una marcha. Nosotras paramos por demasiadas cosas que los hombres ni siquiera se imaginan. Nuestro paro plantea un problema político porque tiene que ver con nuestra ética y eso se expone en nuestras decisiones y prácticas políticas cotidianas. La marcha será un acontecimiento y tiene la misma importancia que todos los años: es nuestro día, es el día de la internacional de la mujer trabajadora. Este 8 de marzo será un paro de mujeres y disidencias activo en todo el mundo, volveremos a parar el mundo y, para eso, no le pedimos permiso a nadie. Somos y vamos a ser quienes deseemos. Les guste o no. Lo acepten o no. Recuerden que el PIT-CNT no les pertenece, no sean tan patriarcas-capitalistas.

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